martes, 7 de mayo de 2013

Placer para un músico.

Este placer lo experimentan los músicos al interpretar una obra que les guste en una orquesta, pero yo voy a contar el placer que se siente al interpretarla en la sección de chelos rodeada de mis compañeras y compañeros. Esta experiencia en particular la viví en un encuentro en el cual una de las obras que interpretabamos era "Adagio y Fuga en Do menor de Mozart".

Antes de que entre el director estas nervioso, miras a tu alrededor, ves al público y hablas con tus compañeros. Al entrar el director todos nos sentamos, se escucha el "la" dado por el oboe, el violín concertino afina y afinamos las demás cuerdas y el viento. Cuando permanecemos en silencio aparece el director y el público aplaude.

Miras a tu compañera, sonries y miras hacia delante, ves al director elevar los brazos, va a dar la entrada asi que preparas el arco sobre la cuerda, da la entrada y empieza a sonar. La música empieza a caminar, piano, fuerte, crecemos, decrecemos, toda la sección de chelos vamos al unísono, nos balanceamos hacia alante y hacia atrás, los arcos van iguales al igual que los dedos. Te equivocas y sonries al igual que tu compañera que te mira divertidamente. Te metes cada vez más en la obra, la disfrutas como si fuera la última que vas a tocar, estás llegando al punto culminante, miras al director, todo esta saliendo bien. Llega tu pasaje preferido y vuelves a mirar a tu compañera la cual también te esta mirando y vuelves a sonreir. Cada vez se acerca más el final. Notas como se eriza tu bello, toda tu piel se te pone de gallina, vuelves a mirar a tu compañera y teneis las dos las lágrimas saltadas. Sientes ese placer en que vas a acabar, todo tu cuerpo esta en tensión.

 Tocas los últimos acordes, todos juntos. Miramos al director y cierra, deja de sonar la música y al minuto se oyen aplausos. Todos nos levantamos y saludamos, el director se va y comenzamos a recoger, todos muy contentos. 

lunes, 18 de febrero de 2013

El escarabajo de Wittgenstein

T del tiempo y los viajes a través de él

H.G.Wells inventó una historia de ciencia ficción, en la que imaginó construir una máquina para viajar en el tiempo. Esta idea, incluso actualmente con nuestras tecnologías, aún no se ha llevado a cabo pero, esa idea es muy antigua. Sigue presente la teoría de la relatividad de Einstein.

Hay un experimento mental que desarrollan dos hermanos gemelos, en el que uno viaja en una nave espacial a velocidades cercanas a la de la luz durante un tiempo, y otro se queda en la Tierra durante el mismo tiempo. Descubren que al llegar el hermano que ha viajado al espacio es más joven que el hermano que ha permanecido en la Tierra. De ese modo el más joven quiere volver al pasado para que el día en el que se montó en la nave espacial pues le acompañara su hermano en el viaje.

Una vez retrocedido el tiempo, la inventora de ésta máquina muere un accidente por lo que en realidad esa máquina nunca fue inventada por ella. Entonces es como si se hubiera quedado atrapado en el tiempo ya que todo lo que ya ha vivido es como si no hubiera ocurrido.

sábado, 12 de enero de 2013

El hombre que confundió a su mujer con un sombrero. Capítulo 1.

El capítulo uno es narrado por el neurólogo al que acude el doctor P. 

A lo largo del tiempo el doctor P descubre que tiene diabetes y el médico le manda al neurólogo que encuentra en él una extraña enfermedad en la que no ve bien con la vista y se guía por el oído y los sonidos.

En la visita al neurólogo, al acabar de realizar diferentes pruebas, el doctor P cogió a su mujer para "ponersela" creyendo que era su sombrero. Esto llamo la atención del neurólogo que para profundizar en su caso, al cabo de tres días va a la casa de doctor P. Observa que el doctor P es un excelente músico aunque no es capaz de captar nada que no tenga sonido. Era capaz de reconocer las caras por rasgos, y las cosas por olores y sonidos, pero no por la vista. Comprobó también que tenía más problemas con el lado izquierdo que con el derecho. A pesar de todos los problemas de vista del doctor P, fue capaz de ganar al neurólogo en una partida de ajedrez.

Todas las acciones que realiza el doctor P las hace canturreando y por rutina, si algo le interrumpe no es capa de seguir. La esposa le mostró al neurólogo los cuadros que dibujó el doctor P, y el neurólogo vió que cada año eran diferentes hasta el punto de resultarles absurdos.

El neurólogo no pudo averiguar que era lo que le pasaba al doctor P.